La nota de El País, algo sobre Borges y el populismo
La nota de El País, algo sobre Borges y el populismo
octubre de 2010
La nota de El País sobre la supuesta decadencia de Maradona como metáfora de
la Argentina, tan comentada por papagayos como denigratoria de nuestro pueblo,
vuelve sobre el análisis facilista de la realidad nacional desde alguna
estrafalaria doctrina psicológica con orientación periodística.
Intentando salir de esos barros, recuerdo
algunas lecturas.
En 1974 un libro recopiló magníficos prólogos
que Jorge Luis Borges había escrito para distintas obras de autores nacionales
y extranjeros: Prólogo con un prólogo de
prólogos.
Empezaba mi adolescencia, y aunque conocía de
mentas de Borges no había leído nada de él. De hecho, lo primero que recuerdo
haberle leído fueron dos de esos prólogos. El primero, a Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. El segundo, a la edición de
Corregidor de Aventuras de Alicia, de
Lewis Carroll.
Uno de aquellos prólogos es a una edición del
año ‘62, con selección del mismo Borges, de poesía y prosa de Almafuerte. Ahí
Borges nos dice:
“El poeta argentino es un artesano o,
si se prefiere, un artífice; su labor corresponde a una decisión, no a la
necesidad. Almafuerte, en cambio, es orgánico, como lo fue Sarmiento, como muy
pocas veces lo fue Lugones. Sus fealdades están a la luz del día, pero lo
salvan el fervor y la convicción. Como todo gran poeta instintivo, nos ha
dejado los peores versos que cabe imaginar, pero también, alguna vez, los
mejores.”
En un libro de diálogos con Sábato vuelve
sobre esta idea cuando dice que Quevedo escribía mejor que nadie, pero reconoce
la grandeza de Cervantes, que perdura y emociona más. El propio Sábato insiste
también en que Arlt o Dostoyevski, a pesar de tener defectos formales graves,
son enormes artistas de genio.
Un poco mayor, a fines de los ’70, ya en la
universidad y en Rosario, me hice tardío peronista y lector de Borges. Me
pareció una lástima ese desencuentro de Borges y el populismo. Tanto su poesía
como su prosa parecen convergentes, a inicios de los ’40, con lo popular.
Ha de haber influido lo de las formas; lo de
las innecesarias, contraproducentes -algunos dicen que inevitables- agresiones
del peronismo a la estética y a la ética individualista de la clase media
argentina. Esa clase media que se identificó más con la clase alta que la
despreciaba y utilizaba como masa de maniobras que con el peronismo que la
benefició.
Llama la atención cómo eso que Borges
observa, entiende y disculpa en la literatura, se le oscurece cuando mira en la
política.
Actitud extendida en muchos compatriotas. Una
especie de incapacidad para analizar y ordenar lógicamente las prioridades,
valorizando por la percepción del conjunto.
Y no sólo se da en la literatura. Cuando lo
ven desde lejos, entienden. Poca gente juzga la gestión de Clinton por el
"affair Lewinski".
El propio Alberdi, tras la caída de Rosas en
Caseros, a la que había contribuido, se lamentaba después del derrumbe de la
Confederación en Pavón:
“¡Qué justificación solemne
recibe con todo esto el general Rosas! Las faltas que han podido imputarse a su
política se referían a las personas y a los intereses personales. Pero nunca
introdujo en las instituciones fundamentales que conciernen a la integridad de
la Nación y a su soberanía interior o exterior, ninguna de esas innovaciones
sacrílegas con que estos demagogos, fatuos en su saber tenebroso, están
despedazando los fundamentos de nuestra pobre República".
Bueno es arrepentirse, pero mejor es no
equivocarse.
Muchos de nuestros compatriotas ilustrados,
que abjuran de “esos negros que votan por pasión, por la divisa, sin auxilio
de la razón” deberían ser más medidos, introspectivos, reflexivos.
Es preferible votar apasionados por amor, que
no por odio. Y, si se razona, se volverá a ver que la tierra no es de Dios ni
del Diablo.
Y que en cada elección hay que decidir -por
su historia, valores y perspectivas- por la opción mejor.
Y que entre cada elección hay que participar
todos para que esas opciones disponibles, a la hora de votar, sean mejores.
la nota de marras:
https://elpais.com/diario/2010/10/05/opinion/1286229613_850215.html
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